En pleno verano, cuando el clima invita a ponerse el chándal y salir a la calle, es importante tomar precauciones, evitando las horas más calurosas para hacer ejercicio, especialmente durante una ola de calor.
La hidratación adecuada juega un papel fundamental al practicar deportes. No solo es vital para mantener la energía del cuerpo, sino también para prevenir lesiones, contracturas y las incómodas agujetas. El agua constituye el 60% de nuestro organismo y es esencial para las funciones fisiológicas, incluyendo la refrigeración y el transporte de nutrientes, particularmente esenciales durante la actividad física.
La sudoración es la forma en que nuestro cuerpo regula la temperatura ante un aumento en el calor corporal. Esto resulta en pérdida de agua y nutrientes esenciales, necesarios para mantener un flujo constante de energía durante el ejercicio.
Factores que afectan a la sudoración
- Factores ambientales, como el viento o la humedad, pueden inducir a errores. La presencia de viento puede engañarnos al pensar que perdemos menos líquidos, mientras que la humedad puede aumentar la sudoración y, por ende, la deshidratación.
- La intensidad del ejercicio es crucial. La cantidad de sudoración está directamente relacionada con la intensidad, por lo que a mayor esfuerzo, mayor necesidad de hidratación.
- La elección de ropa también influye. Es fundamental usar prendas ligeras que permitan una correcta transpiración, evitando telas largas o plásticas.
- El estado físico personal tiene un impacto en la capacidad del cuerpo para regular la temperatura. Una mejor forma física se traduce en un mayor control de la sudoración.
Una hidratación insuficiente puede llevar a la deshidratación, lo cual puede provocar problemas en el organismo, como una disminución de la resistencia y la fuerza muscular, así como la aparición de lesiones como contracturas, calambres, agotamiento e incluso golpes de calor.
No te fíes sólo de la sed
La sensación de sed no es un indicador confiable de la necesidad de hidratación, especialmente en deportistas, ya que aparece cuando ya se está levemente deshidratado. Algunos síntomas de deshidratación incluyen sed intensa, aumento de la temperatura corporal, fatiga, descoordinación y calambres musculares.
Cuando llegues a este punto, es fundamental rehidratarte y detener la actividad física. Ignorar estas señales podría llevar a problemas médicos graves que ponen en riesgo la salud.
En cuanto a las opciones de hidratación, el agua es la elección recomendada. Sin embargo, al consumirla, se deben considerar ciertos aspectos, como la temperatura (no demasiado fría) y la cantidad (evitar beber grandes volúmenes de golpe). Para un tránsito adecuado por el estómago, es aconsejable ingerir cantidades menores a medio litro de agua a la vez.
Las bebidas isotónicas deben consumirse siguiendo pautas similares a las del agua. A diferencia del agua, estas bebidas contienen sales minerales que se pierden a través del sudor, así como carbohidratos y glucosa necesarios para la actividad deportiva. Consumir bebidas isotónicas durante el ejercicio no solo ayuda en la hidratación, sino que también proporciona azúcares que evitan el agotamiento de las reservas de glucógeno muscular y facilitan una reposición más rápida de carbohidratos.
Recuerda que practicar deporte es beneficioso para la salud, pero es esencial hacerlo con sentido común y tomar las medidas necesarias para una hidratación adecuada, especialmente durante el verano y las condiciones climáticas extremas.